Un problema musical
Desconfiaba de los gustos musicales de la mujer del jefe. Miento: sabía que sus gustos musicales eran deplorables, porque ya alguna vez había puesto en la oficina algún CD con temas varios, de esos que algunos confeccionan grabando sin orden ni concierto lo que se descargan de la red, y que empezaba por devórame otra vez y seguía por esa misma línea hasta el final. Y a pesar de ello le enseñé cómo podía escuchar Mp3 en nuestro modesto aparato musical. No sé si porque en el fondo soy buena persona, o porque me desesperaba ver cómo pulsaba botones y más botones sin resultado alguno, ahí de pie, CD en mano y sin parar de protestar. El caso es que al final le enseñé cómo tenía que hacer. Creo que en realidad fue porque demostrarle que ella no sabe hacer nada y yo sí se ha convertido en una rutina desde que me la han puesto por condena en la oficina.
Después de la discografía completa en MP3 de Abba que me tocó sufrir ayer, esta mañana contraataqué y, por primera vez desde que trabajo aquí, puse mi música. Algo clásico y para todas las edades: los Rollin. ¿Qué ocurrió? Pues que al rato de aparecerse por la oficina, cargada como siempre de un montón de carpetas que siempre apila sobre la mesa y nunca abre, se levantó y quitó mi Cd para poner el suyo… ¡De Rosana! ¡La discografía completa! Viendo el panorama, no me queda más remedio que anunciar que mañana, aprovechando que entro en la oficina dos horas antes que ella, el aparatito musical va a dejar de funcionar. No sabré por qué: estas cosas pasan... La humedad, los chinos…
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