Este dios que no juega a los dados decidió, tal día como hoy, hacerme partícipe de dos experiencias negativas: primero un camión cargado de cajas con botellas vacías de Coca-Cola me estalla el parabrisas de una pedrada, y después resulta que mi última entrada en este blog ha desaparecido. Y lo peor es que por culpa de un entrenador portugués ya no puedo mirar al cielo y preguntarme el porqué con un mínimo de dignidad. Y mañana toca trabajar. Qué asco.
EDITO: Entrada recuperada. Mala suerte.
EDITO: Entrada recuperada. Mala suerte.
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