Leí el libelo Indignez vous!, de Hessel Stephan, antes de que se editara en España, gracias a una torpe pero voluntariosa traducción del Colectivo sáquida. Lo leí porque en Francia lo leyeron muchos y si de algo saben los franceses es de cosas revolucionarias. Así que me descargué el PDF y en mis ratos libres (dos ratos libres en concreto: uno para leerlo y el otro para releerlo) leí las 14 páginas que revolucionaron a los franceses y que esperaba también me revolucionaran a mí.
Catorce. Las tres últimas de notas y agradecimientos.
11+3. 14.
Grosso modo, podemos decir que el libelo se divide en dos partes: una autobiográfica y otra en la que nos invita a la indignación colectiva. A la indignación de los jóvenes.
En la parte autobiográfica, Hessel nos recuerda sus años en la resistencia francesa durante la ocupación nazi y su papel en la redacción de la Declaración de los Derechos Humanos. En realidad de esto van la mayoría de las 11+3 páginas: de él mismo. Hessel Stephan es un hombre comprometido y cuyo padre era amigo de todo un Walter Benjamin (y no Walter Benjamín, como escriben los traductores), antiguo compañero de Sartre (después de leerlo dejó de ser normal, dice) y orgulloso de pertenecer a la resistencia, ese grupo de valientes que tuvo más importancia en el cine y en las canciones que en la liberación de Francia. Hessel Stephan es un hombre con una biografía de peso. La otra parte del PDF consiste en las razones por las que debemos indignarnos: la pérdida de los valores republicanos (es un francés escribiendo para franceses), la polarización de la sociedad, el capitalismo salvaje, etc. Todo ello puesto en relación con todo aquello por lo que peleaba la resistencia. La diferencia, como Hessel nos ayuda a apreciar, es que en los años cuarenta los nazis iban en tanque y con cascos de acero en la cabeza, y hoy en día el enemigo no es tan visible. Es una de sus más agudas observaciones.
En definitiva: catorce páginas de biografía (aburrida) y lugares comunes sobre la crisis. Lo que resulta indignante es que algo de tan poca enjundia esté haciendo tanto ruido.
La verdad es que sólo por el título merece la pena. E imagino que esa es la razón de su éxito, un título expresivo escrito por un tipo respetado en una época propicia para indignarse. Para hacerlo con garantías (indignarse) recomiendo Inside job, que pone nombres y apellidos a esos enemigos tan poco visibles.
ResponderEliminarSí, cumple todos los requisitos para el éxito; incluso la brevedad, que lo acopla bien a las nuevas formas de comunicación.
ResponderEliminarTengo Inside job pendiente. Espero tener un rato esta semana para verlo.
Ya vi Inside Job. Me quedé con la boca abierta cuando mostró la continuidad de los asesores económicos de la administración Bush en la de Obama. Como decían, así nada va a cambiar.
ResponderEliminar